Fui a la oficina de empleo.
Soy el desempleado número 3.666.666
La cola era tan inmensa y el tiempo de espera tan dilatado que se me ocurrió un negocio.
Y así lo anuncié a los esperantes.
Pueden irse a hacer lo que quieran, solo tienen que darme su número de teléfono móvil y yo les avisaré cuando su número este cerca de ser atendido.
El precio: 1 euro.
Tres personas aceptaron el servicio y se fueron. Una mujer a hacer la comida, un hombre a sacar a pasear a su abuela (eso dijo), y una adolescente a hacer el amor (con el hombre que mentía).