No me gustan los tramposos, me parecen soeces, viles, mezquinos.
Hoy tuve que tratar con uno. De lengua rápida y acción turbia.
Me engañó. Yo sabía que me iba a engañar y acepté tratando de creer
que es posible la redención.
Mentiras.
No cito su nombre por verguenza.
Pero se gana la vida poniendo ladrillos.
TRamposo. Embustero. Estafador.
Que la vida saque las cuentas contigo.
Ayer en la Casa de la Cultura de Villena asistimos a un “acto revolucionario” que mueve conciencia, alienta voluntades, da sentido a la existencia y
Presencié a los juglares del Lute en uno de sus ejercicios de trasgresión, astracanada, ñaque provocador, libertad creativa y descaro vital que sólo producen aquellos
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