Ando este mes entre bibliotecas. Contando cuentos, historias, cantando canciones, bailando silencios.
Sesión tras sesión me doy dando cuenta de la importancia del narrador oral en este mundo que agoniza.
Cada vez que cuento me pregunto:
¿cómo desaparecer físicamente y que sea la historia la que se vea?.
cómo dejar al ego de un lado para que no sea el lucimiento del actor el que aflore sino dejarse poseer por la historia que sea esta la protagonista.
Cuando esto último se produce, un silencio sepulcral se instala en el auditorio y todos nos sentimos cómplices de algo superior que trasciende nuestra propia existencia.
Cuando nací las televisiones irrumpieron en este país.
Eso condiciono la infancia de mi generación.
Ese electrodoméstico ocupó el espacio que antes se reservaba a la conversación, a la narración, al encuentro entre palabras.
En los hogares dejaron de hablar personas y comenzaron a hablar la máquinas.
Afortunadamente la parrilla de programación de aquel tiempo contemplaba poca programación y aún se encontraban programas como barrio sésamo, la cometa blanca, planeta imaginario o la bola de cristal, donde se nos alentaba a crear mundos de fantasía.
Ahora uno se asoma a la programación infantil y descubre un ruido ensordecedor de “efectos especiales carentes de contenido vital”. Trivial, obsceno y macabro.
En estas semanas que ando contando y cantando después de cada intervención me pregunto porque nos hemos dejado de contar historias, porque ya no habitamos espacios para la tertulia, para la conversación, para la narración de lo que vivieron nuestros ancestros, para elucubrar lo que vivirán nuestros biznietos.
Por ello me gustaría abrir el primer B A R DE PALABRAS.
En la barra se sirve la consumición con una historia.
El camarero-narrador se sienta contigo y te cuenta, te canta, te recita.
En esta taberna se beberán historias, nos emborracharemos con versos, y brindaremos con relatos que nos pondrán la piel de gallino.
Y la palabra nos hará navegar a mundos que están en este mundo y que resucitarán cada día entre bellos silencios.