Anduve en la escuela Muntori
http://www.colegiomuntori.com/ ,
de Castalla
invitado por Juan Cris de https://www.slbg.es/es/
contando mis historias que cada día profundizan más en mi propia búsqueda de sentido de la existencia.
Los niños conectan bien y también se preguntan que hacen aquí…
De la escuela me llamaron la atención 3 aspectos:
-Profesores motivados
-Búsqueda de unos proyectos que estimulen a los pequeños y los hagan ir al colegio con alegría.
-La capacidad de escucha de los alumnos.
Durante estos días habían conocido la cultura griega a través de las olimpiadas.
El colegio estaba decorado con motivos de la antigua cultura helénica.
Se conoce que además de realizar las olimpiadas los chavales se habían ido sumergiendo en la arquitectura, la pintura, el teatro, la cerámica y el pensamiento filosófico de tan grandiosa cultura.
Por tanto al tiempo que corrían los cien metros por relevos, llevando un pergamino con la primera partitura musical conocida, al tiempo que corrían una «maratón figurada», aprendían las historias, las costumbres, la idiosincrasia de una cultura que brilló con esplendor y de la cual bebemos los que hablamos alguna lengua latina.
Me imagino a estos atletas-niños del colegio Muntori conociendo «la Iliada», recitando algún poema de Safo, Píndaro o Virgilio y escuchando alguna comedía llena de astracanadas de Aristófanes. (OlÉ)
Hablando con Eliseo (director de la escuela y creo que fundador), ví en sus ojos el que busca encarecidamente hacer «bien su trabajo», huir de las fórmulas hechas, o heredadas y tomar el riesgo de inventar ,adaptándose a los nuevos tiempos, maneras, estrategias de seducir a los niños y que encuentren en el hecho de ir al escuela un «gran placer» más que un «gran deber».
Conversando con el profesor de Valenciano sentí también el deseo de trasladar a los niños las «fuentes de oralidad» de su región a través de rondallas, coplas y chascarrillos que son memoria la inmaterial de un pueblo y que dan sentido de pertenencia al mismo.
Tras la actuación los niños se acercaron con entusiasmo a preguntarme sobre el destino de los personajes de los cuentos que habían escuchado y en sus preguntas noté la pasión por conocer, la pasión por descubrir la pasión por aprender a aprender (como bien me dijo Eliseo justo antes de empezar la sesión).
Pues ojalá que la escuela pública se contagie de la «motivación», las «ganas», el «deseo» y la «fuerza» que está escuela privada me ha transmitido esta tarde.
Un maestro no puede ser un «funcionario» que va una escuela a fichar.
Un maestro es un ser humano que ama enseñar y aprender al tiempo.
