siento que me domesticaron, mi vida transcurre entre la convención. Ahora toca levantarse, hacer desayunos, dar un beso a los niños, hacer el amor los sábados, ir al trabajo, volver, comer, pasear.
Presencié a los juglares del Lute en uno de sus ejercicios de trasgresión, astracanada, ñaque provocador, libertad creativa y descaro vital que sólo producen aquellos