Los dias en que el vacio llena mi cuerpo, salgo a la calle buscando lo que me falta o encontrando lo que me sobra.
Me compro un caliqueño, entro a un bar donde (aunque no explicitamente) sólo se permita la entrada a hombres. Echo a las máquinas tragaperras, como no se como funcionan me hago amigo de algún ludópata y me ayuda a perder una sola moneda. Después leo el marca me entero de como va la liga de futbol y hago algún comentario en voz alta sobre la clasificación. Se genera debate y me pido un carrajillo con limón quemado en coñac.
Salgo con olor a humo, alcohol y melancolía, entro a algún supermercado me compro bombones, pago con un billete grande y espero algunos segundos antes de soltarlo, la cajera me mira y lo suelto. Introduce la caja en una bolsa, le digo que es para regalar, me dice que no tiene papel de regalo, le pregunto si no le importa que se lo regale sin envolver, se ruboriza, me devuelve el cambio, las monedas caen en mi mano de una a una, en el último centimo nuestros dedos se acarician, mientras las puertas automáticas se abren, Julio Iglesias canta «MANUELA».
En la calle de enfrente entro a un banco, me siento en el apartado de créditos y le digo al empleado.
Quiero un credito
para seguir amandote,
mi interes será variable
aunque haya turbulencias
Mi capital es mi corazón
que sueña tu cuerpo
Mi depósito mi alma.
Mi TAE, tu.
Mi hipoteca tu mirada.
El banquero me dice
-Lo siento, estamos en crisis -si no tiene aval no podemos hacer nada.
Salgo, camino, camino, camino y reviento.