A la canasta le falta el aro.

Los niños lanzan las pelotas al tablero e imaginan un aro.

Alguien lo quitó,

tal vez lo vendió como chatarra…

Más los niños siguen lanzando pelotas al tablero.

A escasos minutos de esta canasta hay un colegio.

El B a l l e s t e r     F a n d ó s.

Allí si que hay canasta y tiene aro.

Los niños pueden jugar a encestar su pelota y celebrar sus 2 puntos, sus 3 puntos, su tiro libre, su mate.

Como buceador que sale a la superficie a tomar oxigeno, este colegio navega a toda vela con una inscripción en su popa: v a l o r e s.  

Un grupo de educadores con co-razón, tripulan este barco entendiendo que el viento puede venir a la contra, que el mar puede estar embravecido y puede haber noche sin luna, más su luz guía el destino de los que trabajan por vocación y amor por lo que hacen, dicen, sienten.

Si, es verdad la canasta del barrio no tiene aro, y los niños lanzan la pelota al tablero, y no hay aro, más en la escuela si que lo hay.

 

 

 

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miguel angel montilla
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